Friday, November 23, 2007

Poema - zeitgeist

Mirando, calculando,
Suponiendo que todo en la vida
Se puede medir.

Respirando, sujetando,
Simulando actuar sin sentir.

Confunde lo que ve con lo que piensa;
Confunde el acero con la madera,
Pensando una existencia orgánica
Sin tomar en cuenta el carbono con que se sustenta.

Su dios es figurado,
Representa la base de una economía
De buenas intenciones:
La Tierra es un desperdicio de planes perfeccionados,
Fríamente calculados:
Redundantes seres apasionados,
Echando todo un estilo mecanicista a perder.

Se considera un individuo sin ser humano.
El sentido común no es lo mismo que la inteligencia,
Motivado por susurros acomodados,
Con visiones coavuladas de lo que debe ser la realidad.
¿Pero qué es la realidad al fin y al cabo?
El científico se pregunta,
¿cuál es el propósito de este diseño aerodinámico?

La suya es un prototipo de vida,
Sus emociones son medicadas.

Monday, November 19, 2007

Poema - el Dios Panico, parte II

Miedo.
Cólera ante la impotencia:
El dios Pánico sujeta mi cabeza
En su vientre,
Mientras las palabras que susurraba
Inundaban con bruscas mareas mi ser.
La corriente viscoza se subleva,
Y empieza a tomar posesión de mi entorno.
Libres las emociones,
Sujetadas las lenguas,
El rápido fluir de imagenes hacian sucumbir
Lo poco que quedaba de mi propia mente,
Bajo mi control,
Y sentía cómo se contoneaba mi cuerpo,
Cómo se envolvía en una danza de locura.

Ví;
Que las masas se esparcían
Como ganado al ver a su matador,
Sin estar plenamente concientes
Sin estar plenamente en control.
Control.
Control.

El dios Pánico me sujetó la mano,
Y yo caminaba en el aire
Rozando los rostros con mi dedos,
Rozando la sangre sin tan siquiera tocarla.
Observando extrañas conjeturas de luz
En el cosmos.

Monday, June 25, 2007

Poema. La Ofrenda.

Una gota de sangre cae en un cuerpo de agua.
No importa,
pronto se diluirá y pasará desapercibida.
El cabello le rozaba su frente,
pero sus pensamientos seguían con determinación
el rumbo ya planeado.
Otra gota cae,
ya la vida cambia su imagen ante sus ojos.

Rojo todo rojo,
sus ojos se acostumbraban a la calidez de ese color,
pero su alma seguia en la penumbra:
una sala de espera.
El futuro siempre tuvo el mismo lánguido color
de lo que se trata de palpar, pero que risueño se te escapa;
y a millones de años luz
alguien se tuvo que reir ante sus infructuosos intentos.
Pero la risa no existe en esta dimensión de color rojo.
Tampoco las lágrimas.
Solo el dulce adormecer de lo surreal se hacía notar,
y una explosión de insensibilidad
invadía su cuerpo ya abandonado.
Ella, su esencia,
gritaría luego cuando ya es muy tarde,
y las sirenas gritarán mudas ante sus oídos.
Pero al momento, solo le daba la bienvenida
a un extraño placer que abarcaba sus sentidos
cuyos estropeados recuerdos perduraban en el muelle de la esquina,
donde le plantearon un rotundo adiós.
El, un pescador de sueños; ella, la belleza dormida.
Dormida, porque es mejor que estar despierta,
pensó antes de tomar la desición.

Consultó poco antes el oráculo
para ver qué le decian.
Y el dios jeringuilla le susurró a escondidas
que el cálido néctar que corría por sus venas sería
una buena ofrenda.
Tan rápido como un amor de verano,
fué a dar con la navaja mesiánica que accesible le sonreía.
Te estuve esperando, le decía,
con la promesa de una salida.
Y ella la aceptó, ingrata de la sorpresa
que poco después le traería la vida.
Pero todo fue en vano;
tanto la criatura que desconocida habitaba en su vientre
como ella
recibieron prematuramente el amargo beso de la muerte,
malinterpretada mensajera del más allá.

¿Pero que le esperaría a la vuelta de la espina?
En contra de las manecillas del reloj, el tiempo transcurría.

Sunday, April 22, 2007

Reflejos I

Ondeantes las sombras que se anidan en su casa.
Si,
claro que las veo.
Veo como se retuercen cada vez que sonrío.
Siento como se abrazan cada vez que desafío.
Es como presentir
El gran vacío sonreir cada vez que me asomo.

Sunday, April 15, 2007

Poema - el Dios Panico, parte I

Cuajándose el lodo y la tierra
Las mentes se acallan y dejan pasar
Un silbido sutil que nos atormenta.

Su rostro, según recuerdo,
Era una mezcla de arena y mar,
De cielo y montaña,
De fuego y tierra.
Su lengua rozaba las cabezas inconcientes,
Y su saliva se fermentaba en sus mentes.

Claro, nadie se daba cuenta
menos yo,
Que horrorizada gritaba que se fuera la peste
Que se fuera la ira
Que se fuera la vida que juguetona aleteaba
Por los rincones de la muerte.
Las gentes me miraban ausentes,
Y sus miradas decían que alucinaban.

Mi piel se erizaba,
Y el sudor salía con sabor a menta.

Le enseñe un crucifijo
Y el se me rió en la cara.

Le pregunte cual era su propósito
Y asimismo me dijo nada,
Solo ser que nada.

Conmovida decidí ignorar mi delirio.
Sería solo eso, un delirio, en el momento en que lo olvidara.

Pero no se fue;
Siguió allí,
Postrado sobre sus quince patas
Que me recordaban a las alas de un murciélago,
Y con nauseas ya, decidí desplomarme.
Pero no me fui;
Seguía allí,
Casi vomitando el corazón por la boca,
Así de fuerte era mi impotencia.

El se acerco y me miró fijamente
Con el único ojo que poseía mil caras,
Tan resplandeciente
Que me daba la impresión que en realidad no había nada.
Solo un espacio vacío donde se colaba luz infinita.
Solo un espacio indefinido que desde adentro explotaba
Con una gran nada, una poderosa gran nada.

Mi respiración se cortó y sentí dar a luz:
Una corriente viscosa y oscura me cubría la piernas
Y allí quedé, paralizada.
Como un venado
Cuando ve a su cazador siendo ya muy tarde.

Saturday, March 10, 2007

algo cerquita al corazon...

Y mientras sostengo el hilo, ¿qué?
Sujetado va mi anillo
Y por el suelo no se arrastra,
Dulces condolencias, el cadáver, mi pesar.
Supondre mil veces diciendo: supongo,
Que suave vacila mi vida,
Entre tanto hilo sujetar.

Y mi espina dorsal se quebranta,
Y pronto renacerá,
Mientras expulsadas son las aves
Entre parpadeo y pestañar.
Y es que inhalo y exhalo, plumas,
Cuan caricias suelo presenciar;
Socorridas son las madres,
Cuyo nido no suelen dejar.

Y malgasto mi saliva exclamando,
Por cuanto viento suele ondear,
Que malditos son los cobardes
Que tras risas sueles hallar.
Y malgasto, sigo preguntando,
Tanta energia que libre va,
Suspirando, y gimiendo,
Todo por un pesar;
Que ni triste ni alegre,
El gato vecino va, desvestido ya de su noche,
Maullando me suele encontrar.

Amanece, una aurora,
Que reconstruida suele vecinar,
Retorcidas estan las paredes dentro de mi celda auxiliar.